¿Te estás planteando comprar primera vivienda?
Si no sabes si estás en buen momento para comprar primera vivienda, este artículo te interesa.
La adquisición de una vivienda es, sin duda, una de las compras más importantes de nuestras vidas. No solo porque será una de las más costosa sino porque, además, en la mayoría de los casos nos llevará a vincularnos durante décadas a un préstamo hipotecario. En este artículo te resumimos las claves para saber si deberías dar ese importante paso y comprar primera vivienda.
1. Contrato indefinido y antigüedad en la empresa
La estabilidad laboral es clave antes de plantearnos la compra de una primera vivienda, tanto en el tipo de contrato laboral que tengamos como en la antigüedad en la empresa. Las entidades financieras analizan con lupa estos datos y pueden ser determinantes para conceder o no un préstamo hipotecario.
2. Buen historial de pago
Los hábitos financieros que tienes a lo largo de tu vida pueden ayudar a determinar tu carta de presentación ante la institución bancaria a la que pretendas pedir un préstamo. En ella, la responsabilidad en los pagos y las operaciones crediticias acumuladas serán claves. Tu entidad financiera podrá pedir tu historial de riesgo a la CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España), donde se podrá conocer información sobre los créditos pendientes, garantías o préstamos acumulados.
Además, debes tener en cuenta que, si no cumples de forma regular con tus obligaciones financieras podrás aparecer en el registro de portales de morosidad como ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito) y no te concederán la hipoteca hasta que hagas frente a tus deudas.
3. Ahorro del 30% del precio de la vivienda
Los préstamos hipotecarios cubren normalmente el 80% del valor de tasación de las viviendas y solo en circunstancias concretas pueden llegar a elevar dicho porcentaje.
Así, para la compra de una vivienda deberemos disponer del 20% restante del importe de compra venta, así como de un 10% adicional para cubrir los gastos relativos a la compraventa (como el Registro de la Propiedad, la Gestoría o la Notaría) y los impuestos obligatorios como el IVA o el ITP (Impuesto de Transmisiones Patrimoniales), según si se trata de vivienda nueva o usada y que podrán variar en función de la CCAA donde se ubique la vivienda objeto de compra.
4. Comparativa de inmuebles e hipotecas
Si has llegado hasta aquí y todo va bien, es momento de hacer una exhaustiva comparativa de la oferta inmobiliaria disponible y las hipotecas que hay en el mercado.
Respecto a la vivienda, debes tener en cuenta aspectos como la ubicación, cercanía del transporte público, existencia de servicios básicos en la zona, si el inmueble está libre de cargas, cuánto es la cuota de la comunidad, qué impuestos debes pagar, si el edificio tiene algunos años y es susceptible de que tengas que hacer frente a derramas por alguna reforma o rehabilitación y posibles reformas que necesite la propia vivienda.
En lo que se refiere a la hipoteca, dependiendo de tus necesidades, podrías optar por una hipoteca fija, con cuotas más estables y seguras, pero a un tipo de interés más alto, o por una hipoteca variable que actualmente te permitirá una cuota hipotecaria más baja, pero que podrá ser más alta si en un futuro suben los tipos de interés. Si necesitas ayuda, algunas entidades financieras proporcionan asesoramiento en caso de que estés en el proceso de tu primera compra.
5. La cuota de la hipoteca no supera el 35% de tus ingresos
De acuerdo a la encuesta anual de estructura salarial publicada en 2021 por el INE, el sueldo medio anual español bruto por trabajador está ligeramente por encima de los 24.000 euros. Teniendo en cuenta que la cuota de hipoteca no debe superar el 35% de tus ingresos (la capacidad de endeudamiento recomendada por el Banco de España), si cobras el sueldo medio anteriormente citado, la cuota de la hipoteca no debería superar 561 euros mensuales.
Igualmente, las entidades bancarias, además del capital ahorrado, tienen en cuenta otros factores tales como la existencia de préstamos pendientes de pago o cualquier otro trámite que dificulte la adquisición segura de una vivienda.
Si cumples todos estos requisitos, estás listo para adquirir tu primer hogar. Si no es así, no desesperes, ese día llegará tarde o temprano si así lo deseas. Entre tanto, ¡ahorra!
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